Πάμε Ταβέρνα

Con Sophie ya instalada pasamos el 26 de Julio entre compras de comida, persiguiendo souvlakis móviles, de taberna en taberna (tzatziki, taramosalata, moussaka, pastitzata, hellenica salata, Mythos, etc), poniéndonos al día de todo e izando la bandera que le pedimos nos trajera.
El día siguiente nos levantamos pronto y mientras estoy preparando el desayuno Sophie comienza con una tradición que no dejará en todo el viaje, saltar al agua a por el primer bañito del día…. Levamos el ancla y ponemos rumbo Sur, el viento es muy suave y avanzamos lentos ayudados por el motor rumbo a Nisoi Paxoí. A medio día el viento para completamente y el calor se hace insufrible, abandonamos nuestra derrota y nos acercamos a la costa. Vemos una playita al lado de un pequeño puerto con un par de veleros fondeados, nos acercamos y además vemos un gran velero de hierro varado en la playa, no nos acercamos ya que la carta marca bajos de roca y poca profundidad. Fondeamos a 4 metros sobre arena y, con el motor todavía caliente, saltamos al agua. Vamos buceando hasta las rocas que rodean un pequeño islote, el agua está cristalina y llena de vida. Luego nos acercamos nadando a la playa y andando hasta el pequeño puerto de pescadores donde hay también un par de tabernas. Por la tarde comienzan a llegar veleros, el puerto también es punto de encuentro de charters, al final hay unos 25 barcos fondeados.
El 28 de Julio salimos prontito dirección Nisoi Paxoí, el viento es suave y de sur, los que nos hace avanzar zigzagueando por el canal. Después de una agradable navegación, en la que tampoco hemos pescado nada, llegamos al norte de N. Paxoí, nos acercamos a la rada de Lakka. La Imray (guía náutica) dice muchas cosas: que es muy bonita, que se llena rápido de barcos y que tomes todas las precauciones posibles ya que se han visto subir ratas a los barcos fondeados (los que están con un cabo a tierra que tiemblen). Entramos para echar un vistazo con la intención de seguir hacia el sur, está bastante llena, pero en un lateral y no muy lejos del fondo de la bahía vemos un hueco y ahí echamos el ancla, hay 8 metros de profundidad. Montamos un par de botellas de agua en la cadena y salvados de visitas no previstas, esperamos, con todo el queso que ha traido Sophie de Francia eramos objetivo seguro….
Nos bañamos, cerca de las rocas vemos dos estrellas de mar de color rojo intenso (raro será el día en que no veamos un par o tres de ellas) y un montón de peces diferentes. No paran de llegar barcos y todos van encontrando su lugar. Un catamarán de 50 pies que estaba fondeado delante nuestro con un cabo a tierra, comienza a recoger su ancla para marchar, cuando saca su ancla también lleva consigo la de un velero más grande que el nuestro que no ha calculado bien en el momento de fondear, ya tenemos distracción para un rato. Cuando se pone el sol contamos más de 50 luces de fondeo en una bahía de menos de una milla por media milla, bajamos a tierra con el gomone para pasear y cenar algo. A la vuelta el viento, que ordena los fondeos, ha parado y cada barco mira donde quiere según el capricho de una extraña corriente que por aquí circula, curiosamente nadie se toca, nos vamos a la cama después de comprobar que las dos botellas están en su sitio y de que ningún cabo toca el agua….
La mañana del 29 de Julio nos levantamos con calma y desayunamos, ayer vimos en el pueblo fotos de las cuevas al oeste de la isla, ese será nuestro objetivo para hoy. Levamos ancla y salimos sorteando los veleros fondeados, pasamos los escollos que bordean el cabo Nordoeste de la isla siguiendo a un lugareño y comenzamos a descender la costa. A escasas dos millas y entre unas paredes verticales de más de 300m de altura vemos imponente la entrada de la cueva de Los Piratas. Nos acercamos a la pared y mientras buscamos un “sitio” donde parar oímos una estridente bocina, un barco de pasajeros (debe llevar 200 personas a bordo) increpa a un gran catamaran que está saliendo de la cueva para entrar el, esta cueva es enorme. Pegados a la roca y a 18m de profundidad vemos una placa de arena, tiramos el ancla y toda la cadena que tenemos. Para evitar bornear y entorpecer el paso de algún otro crucero que venga, me tiro al agua con un trozo de cadena que amarro a un saliente de la roca y de ahí un cabo al Lune de Miel. Ya estamos fondeados, montamos el motor al gomone y nos tiramos al agua. Las altas paredes que rodean el lugar bajan a pico hasta el fondo de piedras y arena que está 20 m por debajo nuestro, buceas por la pared y ves todo tipo de esponjas, algas y peces de todos los colores, grandes y pequeños, y al otro lado de la pared, mar adentro, un azul profundo sólo surcado por los rayos del sol. Montamos en el gomone y nos dirigimos hacia la cueva, el cata, el crucero turístico y otro velero han marchado y tenemos el lugar sólo para nosotros. La cueva es enorme y profunda, apagamos el motor y entramos a remo, cada vez más oscuro pero nuestros ojos se van acostumbrando. Oímos un rumor como de ola rompiendo en una playa de piedras, cuando llegamos al final, la encontramos, pequeña y fría. Salimos y a escasos 50 metros de ella se abre otra más pequeña, también entramos vigilando no rascar la goma con la estrecha entrada, una vez dentro se abre una gran bóveda, cuando llegamos al final nos ponemos los patos y gafas para bucear en ella. En la superficie no hay casi luz, pero por debajo del agua se filtra iluminando el fondo, espectacular.
Volvemos al barco y vemos que se acercan dos veleros más, recogemos el fondeo y seguimos más al sur. Una pequeña bahía en la que entramos, tres cuevas más, repetimos la operación y además nos preparamos algo de comida que ya es hora. Por la tarde seguimos ruta y vamos viendo más cuevas y pequeñas playas, para explorarlo todo necesitaríamos una semana entera. Doblamos el cabo sur de la isla y delante nuestro tenemos Nisoi Andípaxoi, nuestro objetivo para mañana. Remontamos la costa y detrás de los arboles vemos mástiles, nos acercamos y encontramos la pequeña entrada a la rada de Mongonisi, muy pequeña y bastante concurrida. Fondeamos en un lateral que nos parece tranquilo con dos cabos a tierra. Nos queda sol para un último baño. Bajamos a tierra y encontramos dos tabernas, una, la del camping y pequeño embarcadero que ofrece comida local y bailes típicos, la descartamos inmediatamente, y la otra con un pequeño embarcadero para gomones, Carnayo, música muy tranquila y cuatro mesas, éste es el nuestro!!! Nos dejamos aconsejar por Dimitri, su dueño, una persona encantadora y muy atenta, cenamos estupendamente (comida casera acabada de preparar) y acabamos tomando unos chupitos de Mastica con el. No hay nada para abstecernos pero tenemos casi de todo a bordo, nos falta pan y eso nos lo da Dimitri. Decidimos quedarnos un día de relax y explorar la isla, entendemos cuando la gía dice que la única producción de la isla es el aceite, todos los campos a los que nos alcanza la vista son de oliveras y algún ciprés despistado, dicen que los almacenes Harrods sólo venden aceite de aquí. Después del paseo llegamos abrasados, pasamos la tarde entre baños y más baños. Por la noche volvemos a encontrarnos con nuestro amigo Dimitri que nos aconseja otros platos diferentes que también están buenísimos.
El 31 de Julio levamos ancla y salimos de esta pequeña ensenada, no sin antes pasar por delante del Caranayo para despedirnos de Dimitri haciendo sonar nuestro estrepitoso cuerno para la niebla… Cruzamos muy rápido el canal que separa las dos islas y llegamos a las playas que aparecen en las guías, ya de lejos se ve el reflejo intenso del sol en la arena bajo el mar, de un color verdoso pero también un bosque de mástiles casi impenetrable. Entramos y es una locura, veleros y motoras fondeados, y los que no lo estan moviéndose rápidamente entre ellos para encontrar dos metros cuadrados donde tirar el ancla, nos recuerda a los autos de choque de las ferias de pueblo, nos agobiamos y marchamos, no es la idea de día relajado que teníamos. Navegamos un par de millas más al sur y encontramos una pequeña cala entre las rocas con fondo arenoso y verdeazulado que está desierta, nos situamos en el centro y tiramos el ancla. Pasamos todo el día tranquilamente, nuestra idea es quedarnos aquí hasta el atardecer, cenar algo y salir a navegar para contemplar la puesta de Sol, las estrellas y llegar por la mañana a Nisos Ithaki. Por la tarde vemos la silueta de un Gran Soleil, es el Santippe de Andrea que se acerca, charlamos un rato y el continúa hacia el norte, van a Lakka.
Una suave brisa nos aleja de Nisoi Andípaxoi, el Sol se pone a nuestra estela y preparamos todo para navegar por la noche, le explicamos a Sophie el significado de las luces de colores de los barcos y la estrategia a seguir, separarse de cualquier luz, sea del color que sea, estamos en la ruta de ferris, cruceros, otros veleros y pescadores….
La noche pasa plácidamente. De madrugada, la ola comienza a crecer, signo de que llega viento. Un crucero que debe llevar dormido a todo el puente se nos tira encima sin maniobrarnos, nos apartamos rápido. Cuando comenzamos a ver los primeros rayos de sol tenemos a nuestro babor la luz del faro del Cabo Dhoukato. Viramos y entramos en el estrecho entre Nisos Lefkas y Nisos Kefallínia, aquí tenemos el viento y la corriente de cara, después de cuatro largos bordos nos encontramos en el mismo sitio…. enrollamos el génova y seguimos a motor, las grandes Odiseas para los héroes como Ulises. Llegamos a Nisos Ithaki, doblamos su cabo norte y comenzamos a descender hacia el sur, ahora empujados por el viento que entes nos frenaba. Al rato llegamos a la entrada del gran puerto natural de Vathi (es como el de Mahón, pero tres veces más grande), Después de una hora navegando por su interior, llegamos al final, Vathi, una rada resguardada de todos los vientos y con una profundidad de tres metros. Fondeamos con el orinque por si se llena, que todos sepan dónde está nuestra ancla y nos evitemos problemas, hemos tirado 30 m de cadena ya que la guía nos previene de vientos fuertes. Mientras preparamos algo de comida aparece la Guardia Costera, y con la misma educación, buenas maneras y afan de ayudar que en Othonoí (ahora ya lo sabemos, cuando los vemos no tenemos el susto como en casa de recibir su visita) nos indican que el ferri (y es uno enorme de los rápidos) fondea aquí su ancla para ir al muelle opuesto, a más de 200metros!!!!. Nos indican el lugar correcto, levantamos nuestro fondeo y nos dirigimos allí.
Después de comer algo bajamos a tierra y en el muelle dónde desembarcamos vemos una gran estatua a Ulisses, estamos en el lugar correcto. Amarramos el gomone y paseamos por la ciudad hasta que encontramos una bonita taberna en el muelle. Pasamos dos días entre baños en la rada, paseos por la ciudad y una excursión con Lune de Miel a una playita solitaria justo enfrente de Vathi. El último día hacemos una gran compra, tres carros del supermercado local, los bajamos hasta la estatua de Ulises y vamos a buscar el velero, levantamos el fondeo y nos abarloamos junto al héroe mitológico para cargar la compra. Aquí los puertos son lo que deberían ser, un lugar de abrigo donde amarrarse si es necesario, aquí no cobran nada por eso, una lección que han olvidado nuestros dirigentes que sólo miran por la recaudación y su bolsillo!!!! que pereza/pena volver a navegar por nuestra costa tan mal gestionada y con tan pocos puertos marineros.
El 3 de Agosto levamos ancla y seguimos nuestra ruta hacia el sur. Vamos bordeando Nisos Ithaki y disfrutando de los bellos paisajes, detrás de cada roca se abre una pequeña cala, unas de blanca arena, otras de verticales acantilados, todas decoradas con olivos, cipreses y el canto de mil cigarras (sirenas diciéndonos que nos quedemos las tenemos continuamente dentro de la cabeza). Entramos en una gran bahía y al fondo vemos una pequeña isla que casi no aparece en las cartas, la bordeamos y nos encontramos un pequeño pantalán con dos veleros abarloados, nosotros también nos amarramos. Se trata de un lugar encantador con aguas cristalinas, decidimos parar un rato para bañarnos y descansar, no nos quedaremos ya que está algo expuesto al norte y por la noche siempre acaba entrando. Andamos un poco por la isla y vamos al agua, estamos buceando y de golpe unas olas extrañas nos alertan, el viento ha girado antes de lo normal a Norte y debemos marchar ya que las olas nos tiran contra el cemento. Suerte que dejamos un cabo a tierra por barlovenro que nos ayuda a salir, también es de agradecer la ayuda de la tripulación del vecino Suizo, salimos rápido y con el trasiego de cabos un bañador que tenía secándose sale por la borda, no se si es que había llegado su hora (Mila lo consideraba viejo por tener más de diez años y el culo raído) o es que se quería quedar en este lugar paradisíaco. Continuamos ruta, doblamos el cabo sur y cruzamos el estrecho que nos separa de Nisos Kefallínia, aquí el norte ya pasa los 25 nudos, rápidamente, y sin pescar nada, llegamos a Agios Eufimia donde fondeamos sin más problema, baño y cena.
Aquí no hay mucho que ver y prontito el 4 de Agosto levamos ancla dirección norte. No hay ni la más ligera brisa, por lo que avanzamos a motor, muy pegaditos a la costa, la misma distancia que nos separa de las rocas es la que tenemos en la sonda 70 metros. Pescaremos algo arrastrando el sedal cerca de las rocas, no, pero no perdemos detalle de la costa y la infinitud de tonalidades del mar. Encontramos una bonita cala y entramos, es de arena por lo que fondeamos rápidamente y al agua patos. Pasamos una mañana entretenida y acabamos con el karposi (sandia) que llevamos a bordo.
Por la tarde, levantamos el fondeo y seguimos hacia el norte, a pocas millas entramos en el puerto natural de Friskárdho. Las dós únicas zonas de fondeo están ya ocupadas, por lo que nos acercamos a un lateral y fondeamos al estilo local, con dos cabos a tierra. El viento lateral es fuerte y los vecinos (austríacos) nos ayudan y en un momento tenemos el barco bien amarrado, el ancla fondeada a unos 15 metros de profundidad, 45m de cadena y tres cabos a tierra (que está a unos 17m de distancia), esto no puede moverse. Cuando nos disponemos a bajar a tierra, después del baño reglamentario, el espectáculo comienza, se cruzan en la entrada dos megayates de recreo, otro algo más pequeño y un ferri enorme además de 6 ó 7 veleros buscando fondeo, esto no nos lo perdemos. El ferri pasa hasta el fondo a cargar gente y coches, tiene un horario que cumplir y es el más grande. El yate pequeño (unos 20 metros) fondea a nuestro lado de babor. Los megayates a la entrada de la rada con cabos a tierra que bajan diligentemente las tripulaciones correspondientes en dinghys mas potentes que nuestro Luni. Y los veleros ocupando los rincones libres. Friskárdho es un pueblecito bonito que no tiene nada de especial, un montón de restaurantes y tiendas para los turistas, el puerto natural y los alredeores hacen que merezca la pena la parada.
El 5 de Agosto amanece con viento fuerte del este (ayer amarramos todos con fuerte oeste) y nos sorprende a todos con la mayoría de cabos a sotavento (vaya, que no sirven de nada), de los tres nuestros sólo trabaja uno. Mientras estamos desayunando nuestros vecinos del gran yate, “Gatsbi, se disponen a levantar el fondeo, ceremonia conocida, el armador cree que dirige a los marineros y estos hacen lo que quieren, un espectáculo en estos barcos de alquiler. En una de sus idas y venidas con el auxiliar, tocan nuestro único cabo que trabaja y lo hacen saltar de las rocas. Ya la tenemos montada!!! suerte que estamos todos en cubierta. Mila enciende rápidamente el motor y se queda en la rueda controlando que no abordemos a nadie, Sophie coloca todas las defensas que encuentra entre nosotros y el austríaco que es dónde nos lleva el viento, y yo, después de avisarles, me tiro al agua con otro cabo para asegurarlo en un árbol. Se queda todo en un susto, no llegamos ni a rozarles. Al rato todos marchamos para seguir nuestras respectivas rutas, seguro que por la tarde llegarán más barcos y se repetirá la historia.
Cruzamos el estrecho que nos separa de Levkas con viento favorable y entramos en otra ensenada protegida y pequeñita, Sívota. Cuando llegamos al fondo, esta se abre y nos deja un sitio cómodo para fondear sólo con el ancla, hoy volveremos a dormir fresquitos. Nos estamos bañando y vemos entrar al “Gatsbi”, suerte que donde estamos es pequeño y se tiene que quedar en la parte exterior, le vemos entrar sobre las cuatro de la tarde y todavía lleva encendida la luz de fondeo con la que le vimos partir esta mañana, unos cracks.
Al día siguiente salimos pronto, tenemos muchas cosas que ver. Hace vientecito y salimos de la rada a vela. Primero cruzamos hacia el sur de Meganasi para visitar una cueva, Papa Nicolis, en la que, según las historias de los lugareños, durante la Segunda Gerra Mundial se escondía un submarino. Cuando llegamos vemos que el fondo está a 16m y además son todo rocas, imposible tirar el ancla si la queremos recuperar… después de dar unas vueltas y no encontrar solución le pedimos a Sophie que se tire al agua con las gafas y busque, al rato encuentra una roca plana, dirigidos por ella bajamos el ancla pequeña y soltamos 20m de cadena, lo justo para tener algo de peso sobre el suelo. Como no hace viento detrás de la pared en la que nos encontramos, lo dejamos así, es el fondeo menos seguro de la historia, vamos a la cueva siempre con un ojo en el barco y el viento, a la menor brisa, ola o señal de corriente tendremos que correr mucho. La cueva es espectacular, profunda y alta, con el fondo claro que refleja la luz que entra en el techo. Estamos un rato en ella y vemos que llegan un par de yates seguidos de sus olas, volvemos al Lune de Miel, la cadena ha dado una vuelta a una gran roca del fondo pero con la mano podemos moverlo y deshacer el lio, levantamos el fondeo y salimos a motor hasta la zona de viento, izamos la mayor y abrimos el génova para adentrarnos en el Stenón (canal) Meganisiou que separa N. Levkas y N. Meganísi dirección Norte.
El canal no es muy ancho y podemos ver con claridad las dos riveras, el viento es bueno y navegamos rápido. Sorteamos los pequeños islotes hasta llegar a Nisos Skorpios, en su día propiedad de la familia Onassis. Viramos hacie al Este y continuamos por el norte de Meganísi, delante nuestro tenemos las grandes montañas de la Grecia Continental. Llegamos a una zona dónde se abren inumerables pequeñas bahías, nos decidimos por una, Ormós Abelike, es pequeña y estaremos tranquilos. Entramos, arriamos velas y seguimos lentamente a motor, el vendaval de fuera y la mar formada desaparecen al instante y nos da la sensación de estar navegando por las tranquilas aguas de un laguito de montaña, agua verde y una vegetación espesa hasta la Mar. Nos damos cuenta que hemos cambiado nuestro criterios de búsqueda para fondear, ahora ya no miramos tanto el fondo como la línia de la costa, nos paramos frente a dos grandess oliveras que nos permitirán amarrarnos firmemente, tiramos la ancla en 15 m de agua verde luminoso y largamos 35m de cadena hasta llegar a los árboles, rápido baño con un par de cabos y ya estamos firmemente fondeados. A lo lejos vemos entrar al “Gatsbi”, volvimos a escoger bien, demasiado pequeño para el…
El 7 de agosto, con calma recogemos el fondeo y navegamos a vela, ayudados por el motor, rumbo Norte, hacia el paso de Levkas. Después de navegar un par de horas llegamos a la entrada de este estrecho canal de escasos 6m de profundidad (en algunos puntos la sonda nos marcará 3,5m) y 4 millas de longitud que separa la isla de Levkas del continente. EL canal está marcado con boyas verdes y rojas, algunas faltan pero el color del agua delimita perfectamente la zona dragada de la que no lo está. Los barcos navegan de forma ordenada, en fila cada uno por su lado y respetando los 4 nudos de velocidad límite, todos exceptuando algún gran gomone que debe navegar como conduce en su páis… El viento comienza a subir de intensidad y a mitad del canal ya sopla lo suficientemente fuerte como para tener que ir pendiente de la rueda para quedar varados en un lateral. Llegamos al puerto deportivo de Levkas y paramos para llenar diessel, aquí ya lo tenemos a 20 nudos y hace que la maniobra de amarrarnos a la gasolinera no sea fácil, si le sumamos el tiempo que hace que no entramos a puerto, resultado, golpe contra el cemento, por suerte nuestro Luni es duro y no pasa de desconchón en la pintura.
Cruzamos el pueblo y vemos el puente cerrado, lo abren cada hora por un espacio de cinco minutos. Nos abarloamos al lado de la carretera, por sotavento para no darle más golpes, y bajamos a pasear por tierra, una ciudad bonita.
A las 17:30h salimos corriendo, con nuestro frape todavía en la mano, hacia el velero, queremos estar en primera línea y cruzar la barrera a las 18:00h. Recogemos amarras y esperamos, no es fácil mantener el barco en el canal con 25 nudos de viento de través, Mila a la rueda (por algo es la capitana) y yo voy haciendo fotos. Puntual se abre la compuerta, 7 veleros esperando al otro lado y un par en este, todos con ganas de pasar y la abertura es de 25 metros de ancho!!!
Salimos por el extremo norte y estamos de nuevo en mar abierto. Engaruchamos la trinqueta, subimos la mayor con dos rizos y comenzamos a correr. Queremos llegar mañana por la mañana a Kerkira, Sophie no tiene confirmado todavía el vuelo pero, en principio, marcha mañana.
Mientras navegamos recibimos mensaje del Tetamanu, el barco holandes de Jesika y Roy con el que navegamos el año pasado por las Eolias, acaban de fondear en la rada dónde nos dirigimos. Mañana dejamos a una amiga y nos reencontramos con otros….
El viento baja un poco, abrimos el génova y quitamos los rizos a la mayor, la navegación nocturna resulta rápida y placentera, podemos ver estrellas, la Vía Láctea y un montón de estrellas fugaces.
A las siete de la mañana entramos en la rada de Kerkira, divisamos a lo lejos el Tetamatu recién pintado y fondeamos no muy lejos de ellos.

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