Nisos Othonoí

19 de Julio, son las 8h de la mañana y ya se ve claramente la pequeña Nisos (isla) Othonoí. El viento está cayendo pero es suficiente para acercarnos suavemente a ella, abrimos el génova y arrumbamos hacia el sur. Elegimos el fondeo de Órmos (bahía) Ammous para encontrarnos resguardados de los fuertes vientos de NE , la guía dice que son muy fuertes.
Estamos ya muy cerca y vemos un acantilado de piedra que cae vertical sobre una playa de arena blanca bañada por un agua transparente de un color azulverdoso que no había visto nunca antes. Entran ganas de arriar todo el trapo y entrar a bañarse, tomamos nota para volver en otro momento. Vamos bordeando la isla y vemos la pequeña bahía. Un dique minúsculo en el que hay un velero de 9m y otro fondeado junto a un gran catamarán, fuera de la bahía un velero clásico de madera, una larga playa con alguna roca y casitas de pescadores y alguna taverna. Encendemos el motor y arriamos velas, el fondo de alga y arena está todavía a 16 metros y parece que podamos tocarlo con la mano. Entramos despacito y buscamos lugar para nuestro “Luni”. Dejamos caer el ancla a 4m sobre arena dentro de la rada y protegidos por el dique, no sea que además del viento que marca la guía también entre algo de Sur. Me tiro al agua, que calentita que está, para ver el ancla como de costumbre, más por bañarme que por otra cosa ya que desde cubierta se ve perfectamente el ancla clavada y que no hay peligros alrededor.
Inflamos el Gomone (como llaman los italianos al auxiliar) y bajamos a tierra, ya estamos en Grecia.
Paseamos hasta un pequeño puerto en el que las obras de construcción parece que pararon hace unos años sin terminarlo, están los diques y sus norays, las torretas para el agua y la luz están sin instalar y en el puerto no hay nada más que un cartel anunciano unas obras públicas, nadie trabajando hace tiempo. Dos pesqueras medianas y algún velero extranjero que ha entrado, no se mueve ni una gota de viento y parece un horno funcionando a pleno rendimiento. Nosotros estamos mucho mejor al ancla en medio de la bahía.
Deshacemos el camino y llegamos a las primeras casas, son pequeñas y están pintadas de colores. Encontramos una bonita taberna y entramos, en la terraza se está fresquito. En la mesa de al lado está la policía local y el cura, hemos acertado en el sitio. Nos sentamos y pedimos Satziki,Saganaki ,Soublaki, Moussaka y Krasi lefká (vino blanco de la casa), está todo buenísimo.
Volvemos al barco para descansar, el viaje ha sido largo hasta aquí. Dentro del Luni corre un aire fresquito, fuera ya se ha instaurado lo que en la guía llaman “Prevaling Wind”, un viento de entre el NNW y NNE y que no baja de 20 nudos…. dejamos ir 10m más de cadena y nos vamos a la cama.
A la media hora, y en lo mejor de nuestro sueño, oímos unos golpes en el casco, nos levantamos y vemos que se nos ha abarloado la barca de la autoridad portuaria. Muy educados, nos indican que estamos en medio del camino de entrada del ferri y que este llegará sobre las siete. Nos sugieren un sitio donde ponernos y además nos dicen que cuanto antes mejor, que luego llegan más veleros y el tema se complica. No estamos acostumbrados, en casa todo sea dicho, a éstos avisos sin más pretensión que la propia de ayudar y no el lucrativo-recaudatorio al que nos tienen habituados. Les damos las gracias y nos disponemos a levantar el fondeo, tiramos el ancla dónde nos han dicho, algo más resguardados del norte y sobre 4m de arena de la más blanca, aquí estará perfecto.
Vemos que se nos acerca Andrea, un italiano que se ha quedado sólo (en el ferri de las siete llegan unos amigos y continúan viaje hacia el sur) y nos pregunta si le podemos ayudar a cambiar el fondeo. Dicho y hecho, nos quiere invitar a una cervecita pero lo dejamos para más tarde, queremos descansar un rato más. Cuando nos despertamos en la rada hay 8 ó 9 barcos más, oímos una sirena, son las siete y vemos como se acerca un gran ferri, el Alexandros III. Algunos corren a levantar su ancla, otros dan avante para apartarse y el ferri que avanza sin dejar de hacer sonar su sirena, suerte que nos avisaron a tiempo. El gran ferri apunta a nuestra popa, nosotros encendemos el motor por si acaso hay que huir, justo antes de abordarnos para, deja caer a escasos tres metros de nosotros su enorme ancla y comienza a retroceder hasta el muelle que está a 50 metros dónde se amarra con cabos a tierra para pasar la noche, mañana carga de nuevo pasaje y marcha. Vaya experiencia, y que control tienen!
Al día siguiente bajamos a tierra para comprar comida, todas las etiquetas escritas en griego, no será fácil. Compramos feta, yogur, unos tomates enormes y un montón más de fruta y verdura. De regreso al barco pasamos por delante de una taverna que nos gusta, volveremos. Cargamos la despensa y nos bañamos.
Cargamos de gasolina nuestro Gomone y nos vamos a visitar la costa con destino las playas que vimos cuando llegamos. Salimos de la rada y el paisaje es brutal, blancos acantilados hasta el mar, olivos y cipreses por las laderas y el agua de un azul profundo que cambia a verde cerca de las rocas. Entramos en una cueva, la luz se filtra por debajo de las rocas, se ve el fondo de arena y su reflejo en el techo, precioso. Llegamos a la playa de arena accesible sólo por el mar, está rodeada por altas paredes de roca, atamos el auxiliar a una roca del fondo y llegamos nadando con los patos y las gafas, el fondo de roca y arena lleno de peces de colores, fuera nadie, es para nosotros solos.
Vamos a comer a la taverna que vimos y nos gustó en el paseo, se llama Nostimon Imar. Babi, la persona que la regenta resulta ser muy simpático además de buen cocinero, entramos en la cocina y nos enseña el pescado que acaba de entrar en la cocina, un excelente ejemplar de dentón, pedimos para dos personas y nos saca tres “chuletones” que no los he visto tan grandes ni de buey en el País Vasco. Está buenísimo y entre la comida y la charla luego con Babi se nos hacen las cinco de la tarde, momento en que se levanta y nos dice que nos quedemos al cargo de la taverna (estamos sólos) que el tiene que irse un momento. Cuando vuele no parece muy contento, ha ido en bicicleta al puerto y los pescadores no han traido nada que le sirva. En la rada dónde estamos fondeados acaban de entrar dos pescadores que no son de la zona, le proponemos acercarnos con nuestro gomone para ver que tienen, después de charlar un rato con ellos consigue que le vendan un mero de 7Kg, que bajamos a tierra haciendo equilibrios en el dingui. Acabamos la tarde en la terraza de Babi, todos contentos, tomando un Frappe Megala Glico.
Una noche Andrea viene al Lune de Miel con las cervezas que nos ofreció y una botella de vino, cenamos juntos. Otra noche cenamos en el Santippe con Andrea, David y el resto del grupo, unos pescados que cambian a los pescadores de la bahía por un buen vino Italiano, lo regamos todo con un buen Rioja de nuestra bodega particular.
Un día volviendo al Luni vemos un barco con bandera española, paramos a saludar. Se trata de Francisco a bordo del Nekya, ha hecho el viaje sólo desde El Masnou hasta aquí, un fenómeno. Recogerá a la familia para seguir navegando por estas bonitas aguas. Se nos hacen las tantas con una cerveza en la mano, charlando de la Mar y de todos los bonitos rincones que esconde. El conoce muy bien estas aguas y nos dá un montón de información de lugares a visitar, páginas de meteo y mucho más, gracias Francisco por compartir tu experiencia.
Llevamos varios días diciendo, mañana cuando afloje este Norte, que no para de aullar, nos vamos. El Norte no cede, pero el 23 de Julio decidimos levar ancla.

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