Nuestro paso por las Islas del norte de Sicilia

Curiosamente sólo salir de Zaferano arumbamos directamente a Trapani. Disfrutamos de la costa sur de Cerdeña y del aburrido y peligroso cruce de la bahía de Cagliari. Corremos a 5 nudos y nos cuesta todo el día llegar al Capo Carbonara desde el que vemos ponerse el Sol y aparecer todas las luces que marcan las pequeñas rocas de la zona. Entre estas luces, las de los pesqeros dando vueltas por la zona y los cargos que salen de Cagliari la primera guardia será divertida, suerte que le toca a la Capitana!!!
Sobre las 2.00h de la noche el viento cambia de Sur a Sureste, ya no podemos mantener el rumbo a la gran Isla de Sicilia. No pasa nada, nadie nos espera ahí. Le quitamos 20 grados al piloto y arrumbamos hacia Ústica, una pequeña isla 37 millas al Norte de Palermo, es una Reseva Natural Marina y Patrimonio de la Humanidad. En la guía pone que no hay fondeos y que el puerto es pequeño y normalmente no se encuentra amarre….. como el otro rumbo que nos permite el viento es Túnez, decidimos seguir hacia Ustica.
Vemos salir el Sol por el horizonte y pequeñita aparece la típica silueta de una isla volcánica, nuestro destino. Primer aviso del día, una picada en la caña de popa comienza a silbar, reducimos el andar de Lune de Miel y comenzamos a recuperar hilo, este no tenía mucha hambre y no había mordido bien el anzuelo, se escapa. Un rato más tarde se repite la ceremonia, esta vez la picada es más fuerte y nosotros actuamos con prudencia, primero lo dejamos correr, luego recogemos suavemente hasta que tira de nuevo, recogemos cuando se cansa, en una de éstas da un fuerte tirón que no puedo frenar y comienza a correr, me quedan pocos metros de sedal y voy frenando, la tensión es muy furte y finalmente rompe el hilo, ha ganado la batalla, la pena es que el trofeo que se lleva, además de no acabar en nuestra plancha, es el pulpo que se le quedará clavado, pobrecito.
Apuntamos a Punta Cavazzi y dejamos la isla a sotavento, en los manuales dice que no es lo más seguro pero no queremos quedarnos sin viento ni dar una vuelta demasiado larga. La comenzamos a bordear y vemos que en las guías se quedaban cortos, majestuosos acantilados cortados a cuchillo hasta el mar, laderas verdes con mucha vegetación, pequeñas calas de agua azul turquesa y casi ninguna edificación. En el extremo Oeste está el pequeño puerto de Santa María al que entramos, no, rápido atras que sale el ferri de Ustica Lines a toda máquina, volvemos a entrar, vemos a babor el muelle de los ferries, al fondo (150m) boyas con pequeñas motoras y a estribor 3 veleros, una gran motora, cuaro lanchas de submarinismo y entre todo esto a alguien moviendo los brazos. Nos acercamos un poco y nos hace señales de que queda un hueco para nosotros, algún día tenía que ser la primera vez y ese día es hoy, hay que hechar el ancla en medio de la rada a unos 35m del amarre, acercarse marcha atras hasta la pared y lanzar un par de cabos, todo eso con un viento lateral de 15 nudos!!!!!. Después de abortar el primer intento por un fallo de cálculo, de recoger el fondeo y ver a los de los otros barcos sufrir y gesticular por sus anclas que sólo ellos creen saber dónde estan , el 8 de Julio amarramos en Ústica.
Un puerto precioso, Andrea (el que movía los brazos) y Mauricio se encargan y están al tanto de todo, el amarre con luz y agua 20€ al día (cuanto más veo, más rabia me da como nos tratan en casa). Salimos a pasear y sin darnos cuenta llegamos al otro lado de la isla, volvemos y decidimos cenar en una terraza, pedimos pescado, quizás sea el que se nos escapó esta mañana.
Al día siguiente alquilo unas botellas y vamos a bucear por la zona, espectacular, un mero enorme con tres hilos y anzuelo colgando de la boca, un banco de barracudas y un montón de peces de colores. Por la tarde inflamos el dinghi, bueno lo intento, aparecen Andrea y Mauricio con una botella de inmersión y una manguera, en 5 minutos está inflado a tope, nos vamos de excursión a ver las cuevas, la verde, la azurra, una con una entrada a una sala interior dónde está la imagen del santo patrón de la isla… Aquí el agua ya está calentita, supongo que ya estamos suficientemente lejos de los meteorólogos franceses.
Después de descansar, divertirnos, reponer comida y bebida el 10 de Julio salimos hacia las Eolias. Hemos quedado con Xevi, un Navegante Solitario vecino de Badalona que viene navegando desde Grecia, en Filicudi. No tenemos viento y a motor no corremos mucho. La previsión era que aumentaría pero no… se nos hace tarde y cuando vemos primero Alicudi el sol ya está bajo y se pone llegando a Filicudi. Suerte que los enormes gendarmes del norte de la isla están marcados por un faro, tenemos buenas cartas y el año pasado ya pasamos por aquí. Llegando a la playa, marcada por una potente luz Xevi enciende las suyas y nos guía. Fondeamos a su lado y enseguida viene a nuestro barco a tomar algo para celebrar el encuentro. Orión, su barco, se pone nervioso y comienza, en dirección contraria al resto, a moverse apuntando con su proa a nuestra bañera, parece que también quiera subirse. Tantas son las ganas de saludarnos que tiene que tenemos que separarlo del nuestro empujando con la mano. Decidimos cambiar el fondeo por si por la noche sufre otro arrebato… nos separamos 60 metros, ni que los dos se pongan deacuerdo, llegan. El único inconveniente es que Xevi tendrá que remar más para volver al Orión.
Al día siguiente bajamos a tierra a pasear y comprar verduras para preparar un curry a bordo del Luni y por la “tarde”, después de la siesta, café en el Orión, que se alargará charlando hasta la una de la noche, los navegantes solitarios tienen mucho que contar, y ganas de hacerlo ;) . En un rato Xevi marcha dirección Ústica y nosotros, un día más tarde hacia Vulcano, la fragua de los dioses.
No hay mucha distancia, salimos por la mañana de Filicudi, después de que los Carabinieri nos pidiesen los papeles, dirección Salina para repostar y luego pasamos Lípari para echar el ancla en la rada Este de Vulcano la tarde del 12 de Julio. Que olor tan fuerte a azufre.
Cuando terminamos el fondeo, oh sorpresa, el barco que está a nuestro lado nos es familiar, se trata de Christian, que compró su velero cerca de Barcelona y en Badalona lo pintó y arregló para luego embarcar a su mujer e hijita y dirigirse al Adriático, puerto que será el suyo. Que pequeña que nos parece unas veces esta “Mar nuestra” (y que Grande otras). Cenamos juntos en el Luni.
El día siguientene lo pasamos entre baños y paseos por tierra y el 14 de Julio nos levantamos pronto, con la salida del Sol, y bajamos a tierra con calzado correcto y 4 litros de agua, toca subir a Vulcano, la forja de los dioses dónde se construyó, entre otros, el tridente de Neptuno. En una hora subimos sus 390 metros, no es difícil, camino de arena y la única complicación es, en el último tramo, sortear las chimeneas de vapor sulfuroso que hacen que el aire sea irrespirable y las rocas cercanas tencan un color amarillo intenso. Damos la vuelta al cráter para disfrutar de las vistas y descendemos otra vez a la ciudad dónde nos tomamos un granizado de limón natural con brioche, especialidad de la casa. A las 12h levamos ancla y en una tranquila travesía nos plantamos en Capo Milazzo dónde encontramos un fondeo escondido entre las rocas, genial para pasar la noche.
Pronto por la mañana del 15 de Julio dejamos nuestro fondeo y ponemos rumbo Este, hay poco viento y debemos ayudar a las velas con una punta de motor.
Al rato de navegación vemos las montañas de Calabria, sur de Italia y tierra continental. Llevamos un mes exacto saltando de isla en isla por este trozo de Mar Mediterráneo que parece que aquí se acabe, aunque también se ven al fondo las grandes torres que indican la entrada al Estrecho de Mesina, puerta para nosotros a un nuevo Mediterráneo, que nos ha de conducir a través de aguas desconocidas hacia Grecia, nuestro gran destino para este año. Seguro que nos tiene preparadas grandes emociones….

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