Cerdeña, costa Oeste (Julio 2012)

Después de unos días amarrados en el mejor pantalan de la Marina de Premià, el E,  cansados del calor y la falta de los baños en aguas cristalinas, largamos amarras con una previsión meteorológica no muy buena el 11 de Julio después de llenar la despensa y los depósitos de Lune de Miel.

Detrás dejamos alguna divertida cena con amigos y algún que otro temilla que nos ha obligado a esta recalada. Ponemos rumbo NE para aprovechar un muy débil Garbí que está soplando y esperando que la anunciada Tramuntana se retrase y nos deje llegar a Palamós dónde tenemos previsto esperar fondeados (y fresquitos) que las condiciones para saltar a Cerdeña sean algo mejores. Como no, comenzamos esta singladura con ilusión y a orejas de burro. El viento no da para más y fondeamos delante de Blanes esperando que mañana el sol traiga algo de viento, y así es, nos levantamos con una ligera brisa de Norte que durante el día ira subiendo, la anunciada tramuntana ya está aquí y a nosotros nos toca ceñir e ir haciendo bordos hasta que la tarde siguiente fondeamos en la bonita rada de Palamós, con viento, pero la Mar plana y cómoda. Cenamos y a descansar, mañana ya inflaremos el chinchorro.

Típico día de Tramuntana, cielo cristalino, viento, Mar preciosa y plana, Horizonte con forma de diente de sierra que invita a quedarse en el fondeo y fresquito. En el fondeo hay barcos y van llegando algunos más para resguardarse, esto se pone interesante. El agua está fría, 22 grados, comparada con la de las Baleares que estba a 26 y Mila se lo piensa dos veces…. una vez dentro se está bien. Por la tarde el viento continúa igual y los barcos del fondeo mantienen la posición y la separación entre ellos, bajamos a pasear. Estamos en la parte exterior de la rada pero con el motor es rápido.

El día se levanta extraño, ya no tenemos Tramuntana, ha rolado a Garbí, a media mañana comienza a estar fuerte y entra mar en la rada. Llega un gran ketch de cincuentaymuchos pies de color azul que va directamente al dique de espera donde se abarloa por la parte exterior. Al medio día ya está a 25 nudos con golpes más fuertes y olas de un metro y pico. Nosotros ya tenemos largados 50m de cadena, los barcos del fondeo totalmente desordenados. El vecino Belga con un velero monocasco que ha llegado esta mañana y ha fondeado muy cerca para nuestro gusto cada vez está más cerca y para colmo, han bajado a tierra dejando sólo el barco. Un catamaran comienza a garrear y marcha, igual que dos veleros más que deciden entrar a puerto. La Mar se pone incómoda y un bonito Ketch de color rojo leva ancla y también entra a puerto. A nosotros se nos gira trabajo y tenemos que empezar a separar al belga con el bichero, no hemos movido nuestro fondeo por miedo a que el suyo estuviese por encima del nuestro, si le arrancamos el ancla en 5 minutos lo tenemos varado, tomando el sol en la playa, con los turistas que miran el espectáculo… Mientras tanto el oleje comienza a zarandear al ketch azul que con los golpes contra el muelle pierde alguna defensa y empieza a golpear el cemento armado, cada golpe un terrible estruendo y nosotros rejoneando al vecino con el bichero. El capitán del Ketch rojo va en ayuda del “Capitán Azul”, sacan al barco del muelle y lo fondean delante nuestro, en eso aparece una pareja en su auxiliar saltando olas, completamente mojados cuando suben a su velero “encima” del nuestro, les ayudamos a levantar su fondeo, que por suerte no estaba enredado al nuestro. Cuando parecía que ya podían marchar, les cae el fondeo otra vez al agua y vuelta a empezar, cuando están a punto de colisionar con nosotros, dan avante a toda y salen arrastrando el ancla, que peligro, a mayor profundidad y lejos de todos, paran y recogen, también entran a puerto. El “Capitán Rojo” me hace señales desde el ketch azul, con las prisas por salir del dique han dejado el auxiliar atras y están en medio de la bahía, ha llegado el momento de que nuestro motorcito demuestre su valor… se pone en marcha a la primera y voy saltando olas hasta ellos, recojo al “Capitán Rojo”, es Jeff (ver compañeros de viaje) y lo acompaño al muelle, allí recoge el auxiliar del “Capitán Azul” y lo va a buscar. Yo vuelvo al Lune de Miel que está aguantando como un jabato, no ha garreado ni medio metro.

Por la tarde, el viento comienza a amainar y la Mar se calma. Recibimos la visita de Jeff en su dinghy y nos pregunta si sabemos preparar mojitos, el tiene el material. Acabaremos el día riendo entre mojito y mojito en su barco. Esto se convertirá en una bonita tradición, mientras esperamos que la Tramuntana que se ha vuelto a instaurar con toda su fuerza amaine, vamos organizando cenas en los dos barcos, un día Mila se atrevió con una paella que comenzó en el mercado del puerto y acabó unas horas más tarde regada con un buen vinito a bordo del Lune de Miel.

El 16 recibimos la visita de Teresa, Angels, Quim y Xavi. En un momento queda organizado el minitransbordador para subirlos a bordo, nuestro pequeño Jhonson de 4CV todo un campeón. Pasamos un agradable día entre bañitos, comida y risas. Por la tarde Xavi encuentra un ancla CQR de 22Kg abandonada a un par de metros de la nuestra, la izamos a bordo y ya tenemos tres anclas…. También nos acercamos al muelle de espera para ver las marcas de la batalla de hace unos días, por los impactos en el cemento y las marcas de pintura azul el ketch debe haber quedado mal parado, suerte que era un resistente Jongert 18 de acero.

El 18 por la mañana levamos anclas. Michèlle, Jeff y la simpática Syrha de Siracusa vuelven a casa, dejan el Esperanza en la Camarga (Francia) y ellos vuelan a Bélgica. Llevan más de cinco años navegando por el Mediterráneo y han decidido volver a casa. Antes de separarnos nos regalan un molinete eléctrico para montar un segundo fondeo a popa y una bonita ancla (ya llevamos cuatro a bordo). Nos despedimos de ellos con mucha pena, han sido cinco días bloqueados por el viento que por las experiencias vividas parece que haya sido muchísimo más, no se si volvermos a verlos pero seguro que el recuerdo de los días pasados con ellos nos acompañará siempre y cuando lleguemos a los lugares que nos han descrito ellos nos estarán acompañando….

Nosotros salimos de la bahía, izamos velas y ponemos proa a L’Alghero, tenemos por delante 250 millas, son las 11:30 de la mañana y hace un día espléndido. Trimamos las velas y la suave brisa de Sur nos empuja a más de cinco nudos rumbo directo hacia nuestro próximo destino. Seguimos con nuestra particular costumbre, más por tradición que con la esperanza de un resultado positivo, de tirar el curri por la popa.

Esto es fantástico, el viento ha rolado un poco, mantenemos un rumbo de 110º con el viento constante por la aleta de estribor, la Mar está plana, navegamos rápido y cómodos. Quitamos la mayor del carro y la fijamos en el lugar de la burda de sotavento. Preparo una tortilla de patatas (plato preferido de Mila) y una buena ensalada, montamos la mesa en la bañera y comemos navegando a seis nudos. Un pescadito a la plancha hubiese sido genial, pero aún tendremos que esperar muchas millas…. Lune de Miel sigue su rumbo a 6 nudos. Lejos por babor vemos las inconfundibles aletas de nuestros amigos que vienen a saludarnos saltando alegremente, se sitúan a proa y comienzan con sus acrobacias animados por los cantos y bailes de Mila que al poco tiempo queda afónica…

Nos preparamos para la guardia, recogemos la cena y montamos la mayor en el carro por si las condiciones cambiasen por la noche. Como viene siendo costumbre, Mila hará el primer turno mientras yo descanso. Sobre la una de la noche subo a la bañera y la encuentro sumida en un éxtasis trascendente leyendo su Biblia con el frontal, el libro de “Les Glenans” y trimando las velas….. el rumbo sigue siendo 110º, el viento ha bajado algo pero la velocidad se mantiene por encima de los 5 nudos. Toda la noche será igual, no nos cruzamos con nadie, la estela perfectamente dibujada por las fosforescencias que van apareciendo y el cielo con tal densidad de estrellas que parece sacado de las escenas peligrosas de Star Wars.

Poco a poco, por el Este comienzan a desaparecer las estrellas y el cielo pierde el negro impenetrable por tonos rojizos, otro día despunta. Bajo a poner el mejor despertador para Mila, la cafetera, primero el olorcito comienza a sacarla del sueño hasta que el inconfundible silbido la despierta sólo lo suficiente para llegar a la mesa que vuelve a estar montada en la bañera para desayunar viendo la salida del sol, otro bonito día en el paraíso comienza….

La navegación continúa sin cambios, buen tiempo, viento por la aleta, mar plana, nadie cerca, visitas de delfines y nada de pesca…. Descansamos, leemos, nos bañamos con cubos de agua (yo, a Mila los 26º del agua que marca el termómetro le parece frío) y disfrutamos del paisaje y la compañía….

El siguiente amanecer nos trae la silueta de la costa norte de Cerdeña, totalmente desconocida para nosotros. La luz que llevamos viendo hace un tiempo es la del faro de Cabo Caccia, según la carta visible a 20millas y que nosotros vemos a 35millas según el GPS, quizás algo ha cambiado desde el 1994, fecha de la carta, en nuestro velero todo es clásico, ¿alguien habrá cambiado la llama de queroseno por una bombilla halógena?. Tomamos la carta y comenzamos a identificar cabos y montañas para situarnos. EL viento ha parado totalmente y la Mar está como un espejo. Enrollamos el génova, cazamos la mayor y encedemos el motor. Comenzamos a ver algún pesquero y de golpe el carro de mi caña comienza con su canto que teníamos olvidado, 20 minutos de lucha y la bestia escapa, algo estamos haciendo mal….

Entramos en la gran bahía, hay 4 millas entre la entrada y la bocana del puerto de Alghero al fondo de la misma. Dejamos por babor los fondeaderos de Conte, Fertilia y todas las calas que hay por el camino. Intentamos fondear al norte del puerto y delante de Fertilia, pero el fondo es irregular, muy irregular, con rocas y algas. Algo cansados después de 48 horas y algo más de 250 millas de navegación y 9 días sin tocar puerto decidimos entrar en el de S’Alighèra (como dicen los Sardos). Pero en Italia esto no es fácil, ya en la bocana y por sorpresa aparecen dos zodiac’s ofreciendo amarre y regateando precio, en el puerto hay cinco marinas diferentes!!!. Finalmente y aconsejados por un velero de Barcelona que en esos momentos salía, nos amarramos en SerMar. No podemos comparar con las otras pero esta es genial, gente muy amable y un pantalán muy tranquilo.

En el Puerto tenemos como vecino a Roberto y unos barcos antes que el nuestro la tripulación del Valparaiso. Queríamos quedarnos sólo una noche pero finalmente nos quedaremos dos, la ciudad con un montón de cosas por ver, la gente de la marina muy amable y los vecinos encantadores. Una noche Federico, el jefe de la marina, un siciliano peculiar nos invita a una barbacoa para celebar su cumpleaños, alrededor de las mesas y de los fogones unas 30 personas, nos presentamos con un buen Rioja de nuestra bodega flotante y enseguida entablamos conversación con la gente del lugar, una velada divertida.

El 23 de agosto por la noche vemos que se prepara una tormenta y por prudencia nos desonectamos del pantalán y apagamos y desconectamos todos los equipos de a bordo. A las 4 a.m. oimos una fuerte detonación muy cerca, salimos para ver que pasa y nos encontramos con otras personas que también se han despertado, un rayo a caido sobre el mástil más grande de la marina, tres barcos al lado del nuestro. Por la mañana descubrimos que el barco afectado ha perdido toda la electónica (y tenía mucha), Roberto ha perdido el cargador de baterías y nuestros amigos del Valparaiso se han quedado sin VHF (que putada, partían de regreso en dos días). El mejor pararrayos es tener cerca, pero no mucho, al barco más grande y chulo de la marina, lo siento por ellos.

El 24 de agosto salimos, después de las últimas compras (pan fresco y alguna pasta), de ésta bonita ciudad/puerto. Ponemos rumbo Sur siguiendo la costa, nuestra proa está apuntando a la rada de Bosa. Aquí hay dos puertos, uno fluvial muy bonito y algún amarre en el exterior dentro de la bahía natural. Nosotros fondeamos fuera, cerquita de la playa. Al principio da miedo tirarse al agua, por todos lados suben pequeñas burbujitas, que estará nadando por debajo nuestro???? no lo conseguiremos descubrir, pero la temperatura del agua es agradable y como ha pasado un rato y nada me ha comido los pies, Mila se tira también al agua….

Al día siguiente botamos el chinchorro y el motor arranca a la primera, para celebrarlo decidimos salir de excursión. Damos la vuelta al muelle de abrigo y bordeamos el puerto viejo hasta la bocana del Río Bosa ou Temo. Dejamos por babor (el chinchorro, aunque pequeñito, tiene de todo, también estribor, proa y popa) la nueva marina fluvial y continuamos remontando el río. Llegamos a la ciudad de Bosa con todas sus casas pintadas de colores sobre la ladera del monte que acaba en la misma orilla. Cruzamos un par de puentes romanos (aquí todo lo hicieron los romanos, faltaría) y cuando hemos sobrepasado el pueblo pasa lo que estaba escrito, el motor se para, nos hemos quedado sin combustible…. no pasa nada la suave corriente nos hace cruzar Bosa de nuevo y nosotros disfrutamos de la vista. Un par de meandros más abajo la corriente se para y comienza a entrar la brisa Marina, a remar toca. Ya en el puerto fluvial, paramos en la gasolinera para repostar nuestro estupendo yate, dos errores (uno mío y el otro del “gasolinero”) sumados hacen que lo que tenía que ser mezcla al 2% lo acaba siendo al 8% que humo al poner el motor en marcha…. por no querer remontar hasta la gasolinera de nuevo, le pedimos a un pescador que nos remolque, ya solucionaremos el problema en el Lune de Miel.

El 27 de Agosto levamos ancla y salimos a vela del puerto rumbo sur, por el camino reconocemos unas calas que hemos visto en una guía. Nos acercamos a la playa y como el fondo es de arena a 10 metros, tiramos el ancla y nos acercamos con el chinchorro (con el último susto ha consumido un par de vidas de las que le quedan). En una de las calas está el puente natural más alto de Cerdeña (lo cruzamos y saltamos desde él) y unos sitios para bucear llenos de peces de colores….

Continuamos hacia el Sur y fondeamos en La Pelosa dónde disfrutamos de una buena cena y otra de las bonitas puestas de sol que nos tiene preparadas esta bonita Isla. El 28 hacemos unas pocas millas hacia el Oeste para llegar a la Isola Mal di Ventre, está deshabitada (sólo viven en ella un montón de conejos que lo dejan todo perdido….) y darle la vuelta caminando nos cuesta casi una hora. Aquí pasamos otro tranquilo día, es un lugar protegido, buceando vemos (que no podemos tocar) lenguados de tamaño medio, rayas, un pulpo y un montón de peces, no se si la protección llega a los conejos, pero hoy no nos apetece carne…. Lástima que a las pequeñas calas abiertas a norte lleguen plásticos de todo el Mediterráneo que quedan acumulados ensuciando este lugar casi virgen.

El 29 de Agosto levamos ancla y navegamos hasta la gran Bahía de Oristano, vamos rápido con el Mistral que vuelve a apretar. Para protegernos vamos al lado Norte de la gran rada y nos amarramos a una boya instalada para proteger la Poseidonia. Es gratis y está a escasos 150 m de unas ruinas Fenicias que visitamos. Aquí nos quedamos, esperando que el Mistral afloje un poco o que role para dejarnos volv er a casa, hemos de realizar algunas reparaciones y es más fácil en casa….

30 de Agosto. Como no hay previsión de que amaine y no lo vemos tan fuerte, izamos la trinqueta y la mayor con un rizo por si las moscas, dejamos la boya como la cogimos, a vela y salimos de la bahía. No era tan fiero el viento como parecía y abrimos el génova y subimos la mayor a tope manteniendo la trinqueta, Luni vuela rumbo Menorca, si el viento no cambia también es un buen sitio de paso. Sobre las 19:00 voy a dormir para estar despejado durante mi guardia y no estaba ni en el primer sueño cuando me despierta el mágico sonido de la caña, después de más de 500 millas parece que algo grande ha quedado bien cogido en el anzuelo. Después de pelear más de 40 minutos sacamos del agua una bestia parda, yo nunca he sabido diferenciar las clases de peces ni soy ictiólogo y no os puedo decir que era por riesgo a equivocarme, pero pesaba 16 Kg y nos dió para varias comidas durante el viaje y alguna más en Casa.

A media noche el viento se para y seguimos a motor, ponemos rumbo directo a Premià. El día siguiente transcurre sin viento y con un mar plano como un espejo. A la altura de Menorca, pero a 60 millas de distancia, vemos tortugas enormes en el agua que está a 27 grados. Paramos el motor y me tiro al agua, la sensación de nadar es “diferente” y salgo rápido del agua, no se si son los 2500m de profundidad, el miedo a algún bicho grande que pueda surgir de la profundidad o que, pero salgo corriendo. Una vez fuera, pienso que es una tontería y me vuelvo a tirar al agua, esta vez saldo antes de 15 segundos, nada, encendemos el motor y continuamos.

La tarde del 1 de agosto se dispara el viento y llegamos a Premià, con viento lo suficientemente fuerte para dificultar el amarre (tantos días de fondeo me han hecho perder la práctica), el dos de Agosto a las 00:40am

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